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sábado, 31 de agosto de 2013

No está bien pegar patadas

Mayte se rió bajito,
Recordaba la cara de bobo que ponía su papá cuando miraba la tele. Era como se si fuera muy lejos. Sentado con los ojos bien abiertos y una cara como de vaca hipnotizada, miraba primero el noticiero y después algunas de esas historias policiales.
- ¡Muere maldito polizonte! ¡No me atrapás con vida! 
Y el héroe, generalmente escondido detrás de una lata de basura, apuntaba su arma y contestaba:
- ¡ Ríndete Joe!
A Mayte no le gustaban esas historias, ni tampoco los teleteatros que veía su madre, Esos en los que la heroína resultaba ser la madre de su padre y la hija de su hermano quien a su vez resultaba ser el tío fallecido muchos años atrás.
- ¡Oh Carlos Segismundo! No puedo ser tu esposa soy tu abuela.
Lo que sí le gustaba ver eran los partidos y, por suerte cuando su padre también los veía, podía sentarse y dejarse llevar por la emoción.
- ¡Pero papá, ese gol fue fuera de juego!
- Estuvo bien -protestaba entonces el padre que, como todos los hombres, creía saber mucho de fútbol.
- Estaba por "orsai" -protestaba Mayte que seguía concentrada en la prestancia del guardameta, con esos saltos que se convertían  en vuelo cuando venía un diparo muy fuerte o las coridas de los punteros del cuadro rival.
- ¡Reventálo! -gritaba Mayte a sus detensores y, como por arte de magia, ¡plum! El veloz puntero terminava con la nariz incrustada en el césped.
- ¡Bieeeeeen! -aplaudía Maye y su padre, enojado, trataba de explicarle que no estaba bien pegar patadas.

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